Neuroeducación: una nueva mirada del aprendizaje.

La neuroeducación es una nueva visión apoyada en estudios de la psicología y la neurociencia cognitiva. Este concepto surge a razón del cambio que la misma sociedad vive. Esos cambios que suceden y como seres no estáticos, necesitamos acompasar. 

Cuando se aplica a la enseñanza se busca la posibilidad de aportar estrategias y técnicas educativas centradas en el funcionamiento cerebral.

Es visto así que, para esta nueva perspectiva, una "buena educación" provoca un cambio profundo cerebral que ayuda a mejorar el proceso de aprendizaje y el desarrollo del individuo. Razón por la cual, el estudio del cerebro permite diseñar nuevas estrategias y técnicas para intervenir y mejorar el proceso de aprendizaje y por lo tanto el desarrollo. 

Se puede observar que este planteo elucida la importancia de conocer qué herramientas permiten enseñar de forma más eficiente tanto como qué estrategias utilizar para detectar, tempranamente, problemas que puedan interferir en los procesos de enseñanza y aprendizaje. Como docente de Inglés en primer año escolar, observo lo necesario que resulta tener en cuenta que herramientas deberíamos de brindar intentando lograr un equilibrio entre lo cognitivo y lo emotivo, y su implicancia directa en mis prácticas educativas. 

Para Francisco Mora, la corteza prefrontal (parte del cerebro que nos distingue de otros animales con una estructura cerebral que guarda parentesco con el ser humano) es la que contiene toda la organización neuronal y nodos, encargada de distribuir la información al resto del cerebro. Siendo ella la que nos permite elaborar los procesos mentales complejo, el pensamiento racional, la atención y la consolidación de la memoria. También alberga todo aquello relacionado a los valores, las emociones y lo ético. 

Es importante destacar que para la neurociencia la sinaptogénesis, la creación de conexiones neuronales, se trata de un proceso continuo y el mismo se ve influenciado por el entorno, las experiencias a nivel sensorial y las necesidades del sujeto. Puedo observar que, muchas veces, ante ciertas prácticas educativas, el niño no demuestra interés suficiente por lo que, basándome en la neurociencia, con este niño no lograremos formar esa conexión neuronal ya que la misma no solo depende del entorno sino de la necesidad de ese sujeto de acercarse a dicho estímulo. En cambio, para mantener una conexión neuronal seria prudente la continua reutilización de la misma. 

A lo largo de los años las conexiones neuronales tienden a aumentar ya que el individuo se ve expuesto a diversos estímulos y situaciones que le irán ayudando a desarrollar diferentes habilidades y capacidades según el momento en el que se encuentre. En el caso de los niños, específicamente, dependiendo en que etapa madurativa se encuentre serán las habilidades que adquiera. En mis alumnos de 6 o 7 años puedo observar como cada uno va adquiriendo, a su propio ritmo, el proceso de lecto escritura y como se van complejizando como también el desarrollo de la lengua. 

El cerebro, por su parte, tiene la capacidad de moldearse para poder asimilar un nuevo concepto tanto como para interrelacionarlo con otros y todo esto se da gracias a la llamada plasticidad cerebral y es gracias a ello que podemos aprender a lo largo de toda nuestra existencia.

La percepción a través de los sentidos tiene un papel primordial, no solo en el niño sino que en todos los sujetos, ya que es la puerta de entrada a la información permitiendo desarrollar nuevas relaciones sinápticas. Los encuentros sensoriales y visuales en la primera infancia temprana determinan la calidad y cantidad de conexiones neuronales que a cuanto mayor cantidad y calidad de las mismas, estas podrán ampliarse y multiplicarse para la adquisición de nuevas habilidades. 


La interacción del individuo con el medio ambiente es lo que produce cambios en el cerebro, más precisamente en la conexiones neuronales. La percepción del mundo a través de los sentidos tiene un papel fundamental, ya que la entrada de información sensorial permite la organización sináptica. 

Las interacciones sensoriales deben ser vinculadas al área emocional para llegar a ser significantes (Abarca Castillo, 2004). Si hablamos de que las interacciones sensoriales se encuentran ligadas a las emociones, podemos hablar de la teoría del "Cerebro Triuno" de Maclean la cual agrupa diferentes zonas neuronales según su función y aparición evolutiva. El cerebro más primitivo, reptiliano, se relaciona con el instinto de supervivencia, las actividades físicas y los ciclos de atención. Luego, al denominado cerebro límbico o emocional se relaciona, como su nombre bien lo dice, con lo emocional y la motivación. Todo lo emocional que por él atraviesa llega al llamado Neocortex, donde se produce el lenguaje, la memoria operativa, lo relacionado al razonamiento abstracto y la lecto escritura. 


A modo de ejemplo, en el aula un niño luego de sentir un aroma comenta que el mismo le hizo recordar al olor que tiene la casa de su abuela que vive lejos. Este estímulo, el aroma, tuvo que atravesar ese cerebro límbico para que el niño pudiese poner en palabras lo que había recordado, asociándolo con una emoción, en este caso, positiva. A 
nivel educativo, si logramos relacionar lo perceptivo con lo emocional, esto permitirá ser almacenado en su memoria para luego poder volver a utilizarlo.

Como seres sociales, vemos a las demás personas ser y sentir, y es así que nuestro cerebro tiende a aprender por espejo. Para esto podemos hablar la las llamadas "Neuronas espejo" o empáticas. Para ello les dejo un link que muestra como alguien puede mediante la imitación, sin ni siquiera, quizás, estar comprendiendo explícitamente lo que le están diciendo.


Enlace: https://www.youtube.com/watch?v=bXqNzHLhYJE

"Nuestra supervivencia depende de entender las acciones, intenciones y emociones de los demás. Las neuronas espejo nos permiten entender la mente de los demás, no solo a través de un razonamiento conceptual sino mediante la simulación directa. Sintiendo, no pensando".(Rizzolatti,G. 2006) 

Por lo tanto, que importante será como docentes mostrarnos empáticos, solidarios, capaces de mostrar buenos valores para que nuestros alumnos nos vean como rol y modelo a seguir. 


Si hacemos alusión a los dispositivos necesarios o básicos para que se dé el aprendizaje, la neurociencia nombra a tres: la atención, memoria y motivación

Sin atención no hay aprendizaje. Junto a la atención, se aprende y memoriza. La misma se evoca gracias a ciertos mecanismos como la curiosidad.

Para ello, en clase, podemos proponer juegos donde la atención y la concentración sean necesarios por ejemplo: stop, memory, desconfio, etc. También procurar que las tareas sean variadas en estímulos.

La memoria tiene una de las principales funciones superiores en el ser humano. Impide el desgaste cognitivo al almacenar conceptos, procedimientos, recursos, etc.

Para estimularla, en clase, podemos secuenciar las consignas, apoyarnos en la reiteración, memorizar y repetir (juegos), clasificar, estimular la imaginación como herramienta, etc. 

La motivación es un gran activador para el aprendizaje. Es la voluntad para alcanzar algo y parte de los gustos, deseos y/o necesidades. Una estrategia para captar la atención del alumno es que las tareas, propuestas por el docente, sean novedosas. La curiosidad es ese motor que nos incita a explorar, a investigar y, por ende, a aprender.


Es importante que exista en el aula un ambiente protector, no estresante, que promueva la curiosidad y la emoción como motores de aprendizaje. Que involucre lo sensorial y directo, para luego abordar lo abstracto.

Conocer la historia de cada niño, identificar amenazas, posibles obstáculos, intervenir siempre de forma temprana, es menester.

Y por sobre todo, INVOLUCRARLOS.



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